No sé cómo ha ocurrido. está todo tan malo,
como suele decirse. Me he quedado muy pobre.
No tengo ni un jilguero ni una estatua.
No tengo ni una piedra para tirarla al mar.
No tengo ni una nube que me llueva por dentro.
Ni un cuchillo de plomo para cortar la rabia.
(...)
No tengo ni una tira de tafetán rosado
para tapar las grietas del corazón. No tengo
ni un pedazo de beso que llevarme a la boca.
Ni un poquito de sueño que llevarme a los ojos.
Ni un pedazo de Dios que me cubra las carnes.
Me he quedado tan pobre
que no tengo siquiera dónde caerme viva.
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