¡Qué dulces las uvas dulces!
¡Qué verdes tus ojos claros!...
Tú me mirabas, mirabas;
Tú me mirabas, mirabas;
yo comía, grano a grano...
Y de pronto te inclinaste,
Y de pronto te inclinaste,
y me tomaste en los labios,
húmedos de zumo y risas,
un beso goloso y largo.
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